domingo, 8 de mayo de 2011

La Capilla Sixtina: la gran obra pictórica de Miguel Ángel

Está dedicada a la celebración de ceremonias solemnes y cónclaves, aunque su mayor importancia y fama viene dada por la magnitud de los frescos que posee, recibe 20.000 visitas diarias y es uno de los monumentos más visitados y admirados en todo el mundo. Hoy vamos a conocer más sobre la gran obra maestra de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina.


La Capilla Sixtina fue construida para el papa Sixto IV entre 1473 y 1480. Según algunos especialistas, las medidas de la Capilla (40,23 metros de largo, 13,40 de ancho por 20,70 de altura), tendrían la finalidad de reproducir las del gran templo de Salomón en Jerusalén.
Recién terminadas las obras, un grupo de pintores florentinos que incluía a Botticelli, Pietro Perugino, Luca Signorelli o Domenico Ghirlandaio, pintaron una serie de paneles al fresco sobre la vida de Moisés (a la izquierda del altar) y la vida de Cristo (a la derecha del altar), que se pueden leer de forma paralela; acompañadas por una galería de retratos de los primeros pontífices en hornacinas monocromáticas, en la zona superior, y por cortinas pintadas con trampantojo. La bóveda de cañón fue pintada originalmente de color azul brillante con estrellas doradas, según el diseño de Piermatteo d'Amelia.
Las pinturas fueron concluidas en 1482 y son las siguientes:
  • El Bautismo de Cristo, de Pinturicchio.
  • La Tentación de Cristo, de Botticelli.
  • La Llamada de los Apóstoles, de Ghirlandaio.
  • El Sermón de la Montaña, de Cósimo Rosselli.
  • La entrega de las llaves a San Pedro, de Perugino.
  • La Última Cena, de Cósimo Rosselli.
  • La muerte de Moisés, de Signorelli.
  • El Castigo de los Rebeldes, de Botticelli.
  • La Circuncisión, de Perugino y Pinturicchio.
  • Las Pruebas de Moisés, de Botticelli.
  • El Paso del Mar Rojo, de Piero di Cósimo.
  • Dios entregando las tablas de la Ley a Moisés, de Cósimo Rosselli.
Pero sin menospreciar las pinturas de los artistas florentinos del Quattrocento, vamos a hablar de la obra de Miguel Ángel, que con sus 800 metros cuadrados de pintura al fresco, constituye la obra maestra por excelencia del artista florentino y uno de los ciclos más importantes de la pintura universal.
En 1508 Miguel Ángel recibió el encargo del papa Julio II de repintar el techo de la Capilla. El artista florentino quedó intimidado por las dimensiones del encargo y dejó claro desde el principio que prefería rechazarlo. Él se consideraba escultor antes que pintor, y sospechaba que algunos de sus rivales habían aconsejado al Papa que le encargase un proyecto de tan gran escala para verle fracasar. Para Miguel Ángel, el proyecto era sólo una distracción de su trabajo como escultor de mármol, que le había mantenido ocupado durante los años previos. El trabajo comenzó el 10 de abril de 1508.
El primer problema que se le presentó a Miguel Ángel fue el de los andamios. Para alcanzar el techo, Miguel Ángel necesitaba un soporte y tras una propuesta inviable del arquitecto del Papa, Bramante, el pintor creó una plataforma de tablas de madera sujetas sobre soportes enganchados en agujeros de las paredes, sobre las ventanas. Así Miguel Ángel se acostaba en el alto andamio para pintar, aunque con un molesto problema, la pintura le caía en los ojos.
A los innumerables tormentos que angustiaban a Miguel Ángel hay que añadir también la impaciencia de Julio II. Su temperamento no toleraba obstáculos ni demoras, empezaba a ser viejo, y quería ver terminados sus encargos antes de morir. De cuando en cuando Julio II se acordaba de su artista e iba a la Capilla Sixtina para ver cómo iba de adelantada la obra. Miguel Ángel no podía echarlo, y tenía que recibirle y escucharle. Cada visita del Pontífice era un reproche. Un día, queriendo Miguel Ángel ir a Florencia, pidió dinero al Papa, y al preguntarle este cuando acabaría la capilla, Miguel Ángel, según su costumbre, le contestó "Cuando pueda". El Papa, que tenía unos prontos terribles, le golpeó con un bastón que tenía en la mano, diciendo: "¡Cuando pueda, cuando pueda!". Miguel Ángel, irritado por aquella nueva ofensa, se fue a casa y se dispuso a partir con intención de no regresar. Pero el Papa, mandó a un favorito suyo para que le llevara quinientos ducados y le presentase excusas de su parte.
Originalmente el Papa sólo le encargó a Miguel Ángel doce figuras, los Doce Apóstoles, pero el artista como hemos comentado anteriormente, rechazó el trabajo porque él se consideraba escultor, no pintor. El Papa le permitió pintar las escenas y figuras bíblicas que él eligiera, como un acuerdo. Cuando el trabajo estuvo terminado, había pintado más de 300 figuras, que mostraban un programa iconográfico que enlazaba con los temas de las paredes laterales: ilustró el largo período de tiempo que vivió la humanidad esperando la llegada de Cristo, las profecías que preanunciaban este acontecimiento y la creación del mundo. Todas las figuras se incluyen en una estructura arquitectónica monumental pintada que se superpone a la bóveda verdadera.
PARTE CENTRAL DE LA BÓVEDA
En los rectángulos centrales hay nueve escenas sacadas del Génesis, con tres episodios referidos a la creación del mundo, tres a la historia de Adán y tres a la de Noé.
  • Dios separando la luz de las tinieblas: con la figura del Creador envuelto en una túnica roja, que ocupa casi completamente el espacio, con un escorzo en perspectiva de gran complejidad. Miguel Ángel completó esta pintura en una sola jornada de trabajo, como lo demuestran los recientes estudios efectuados una vez terminada la limpieza del fresco.
  • La creación de los astros y los planetas: escena dividida en dos partes asimétricas, en cada una de las cuales se encuentra la figura de Dios: en la derecha crea los círculos del sol y de la luna y en la izquierda, aparece Dios en el acto de dar origen a los planetas.
  • La separación de tierras y aguas: la visión en perspectiva que propone Miguel Ángel en esta escena nunca había sido intentada antes.
  • La creación de Adán: composición cuyo eje, levemente hacia la izquierda, está constituido por las dos manos de los protagonistas que acaban de separarse después haber estado en estrecha unión. La figura de Dios, enmarcada por los pliegues de un manto rojo, está acompañada por ángeles sin alas, de expresión asombrada.
  • La creación de Eva: es curioso observar que en la obra de Miguel Ángel la primera mujer nace de la roca viva y no de la costilla de Adán, como narra la Biblia.
  • El pecado original y la expulsión del Paraíso terrenal: episodios divididos por el árbol de la ciencia sobre cuyo tronco se ve el cuerpo enroscado de la serpiente y detrás del cual se asoma, en lo alto, el Arcángel Gabriel. El árbol, en posición levemente asimétrica con respecto al centro de la composición, representa la cesura entre un paisaje lozano y una naturaleza árida, expresiones del cambio determinado en la condición humana. También los cuerpos de Adán y Eva han cambiado después de haber cometido el pecado, se los ve envejecidos, lo cual demuestra que según Miguel Ángel el aspecto físico expresa la propia espiritualidad
  • Sacrificio de Noé: describe el agradecimiento del Patriarca hacia Dios después del diluvio.
  • El diluvio universal: a la derecha hay una tienda, donde se refugian aterrorizados los que serán víctimas del diluvio; en el centro, Noé con una barca, va llevando a los pocos supervivientes hacia el arca, símbolo de la Iglesia, representada en la parte superior izquierda. En primer plano, estructurada sobre una diagonal, se representa la salvación: después del diluvio y una vez que las aguas se han retirado, los supervivientes bajan a tierra llevando consigo las pocas pertenencias salvadas. En la escena aparecen 60 figuras recortadas contra un fondo claro, en un paisaje profundo.
  • La ebriedad de Noé: marca el reanudarse de la vida y de la actividad agrícola sobre la tierra. Noé se dedicó a la labranza y plantó una viña, bebió del vino, se embriagó y quedó desnudo en medio de su tienda.
Las escenas del Génesis están contorneadas por los “Ignudi” o Desnudos, extraordinarias figuras masculinas, de complexión poderosa, que podrían aludir a la belleza del hombre, creado a imagen y semejanza de Dios. Sentadas sobre cubos de mármol, con posturas forzadas, las figuras sostienen festones o tienden cintas de donde penden grandes medallones de bronce con escenas del Antiguo Testamento.
ENJUTAS Y LUNETAS
En los triángulos (enjutas) y en las lunetas sobre las ventanas están los antepasados de Cristo. Algunas de estas pinturas muestran una habilidad en la técnica al fresco extraordinaria, donde se ha aplicado la pintura con pinceladas veloces y colores muy fluidos. En las cuatro enjutas angulares se ven unos episodios relativos a la salvación del pueblo de Israel.

  • Judit y Holofernes: La muchacha hebrea, después de haber embriagado y dado muerte al general Holofernes, a quien el rey babilonio Nabucodonosor había ordenado que atacara al ejército de Israel, entrega la cabeza cortada del asirio a su sierva.
  • David y Goliat: Durante la guerra entre Hebreos y Filisteos, el joven David se batió valientemente contra el gigante Goliat, que había jurado vencer al ejército judío y hacer esclavo al pueblo hebreo.
  • La Serpiente de bronce: Evoca el episodio bíblico en que el Señor envió serpientes contra los israelitas, que en camino hacia la tierra prometida, descorazonados por las fatigas, habían provocado su ira y la de Moisés. Pero el pueblo en marcha por el desierto se arrepiente y Dios lo perdona, ordenando luego a Moisés que haga una serpiente de bronce para que todo el que fuera mordido por una serpiente quedara salvado al mirarla.
  • El castigo de Amán: recuerda la muerte de Amán, joven visir autor del edicto contra los hebreos, que condenaba a muerte a quien no se inclinara ante el rey. Ester, esposa de un rey persa, obtuvo la anulación del decreto, salvando así al pueblo de Israel, e hizo que el ministro Amán fuera condenado a muerte. Por encima de las enjutas se ven las figuras de unos desnudos en bronce, en posturas simétricas y unos cráneos de bueyes, motivo ornamental clásico que alude a los sacrificios rituales.
PROFETAS Y SIBILAS
En la franja externa, en imponentes tronos, rodeados por putti desnudos, se encuentran los siete Profetas bíblicos y las cinco Sibilas paganas que profetizaron la llegada de Cristo. Cada uno de los personajes centrales se muestra leyendo un libro o en actitud de desenrollar un pergamino. Entre las figuras más bellas se destacan la de la Sibila de Delfos y las de los profetas Ezequiel y Jonás. Miguel Ángel usó colores brillantes, fácilmente visibles desde el suelo.

Un examen detallado de los frescos de los lunetos convenció a los restauradores que Miguel Ángel trabajó exclusivamente en buon fresco, es decir, el artista trabajó sólo sobre yeso recién puesto y cada sección del trabajo se completó mientras que el yeso se encontraba todavía fresco. En otras palabras, Miguel Ángel no trabajó a secco; no añadió detalles más tarde sobre el yeso seco.
Miguel Ángel concluyó la bóveda de la Capilla Sixtina después de una serie de dificultades y las constantes discusiones con el Papa. El artista llegó a decir:
"Nadie ha penado nunca lo que yo estoy penando y padeciendo ahora, sin salud y con muchas fatigas, y, sin embargo, espero con paciencia el momento de alcanzar el fin deseado".
El fin que tanto deseaba llegó y la capilla fue descubierta al público el 31 de octubre de 1512 ante la insistencia del papa. Julio II quiso que fuese retocada con oro y Miguel Ángel respondió que no veía que los hombres llevasen oro. El papa replicó: "Quedará pobre" a lo que respondió Miguel Ángel: "También los que están ahí pintados fueron pobres".
Adriano VI, papa desde 1522 a 1523, se propuso hacer destruir los frescos. Había hecho cerrar todas las puertas del patio del Belvedere para que nadie pudiese entrar a contemplar las desnudeces de las estatuas antiguas.
... "quería echar por tierra la capilla del divino Miguel Angel, diciendo que parecía una sala de baños llena de gente desnuda, y despreciando todas las buenas pinturas y las estatuas, las llamaba lascivias del mundo y cosas oprobiosas y abominables". (Vasari)
Años más tarde, Miguel Ángel recibió el encargo de Clemente VII de decorar la pared del altar con El Juicio Final. Tras la muerte del papa continuó el proyecto su sucesor Paulo III. Miguel Ángel comenzó a pintar el mural en 1535 y la nueva empresa exigió que se eliminaran dos episodios de la vida de Moisés y Cristo, Moisés hallado sobre las aguas y La Natividad de Jesús, varios de los Papas y dos grupos de Ancestros.
La obra debía constituir el símbolo de la restablecida supremacía del Papado después de los trágicos acontecimientos de 1527, fecha del saqueo de la ciudad por las tropas mercenarias germánicas, y después de la crisis luterana, que tan intensamente sacudiera la autoridad de la Iglesia de Roma.
El trabajo, hecho a gran escala, representa la Segunda venida de Cristo y el Apocalipsis. Si bien inspirada en los textos bíblicos, lo mismo que en la Divina Comedia de Dante Alighieri, en la obra de Miguel Ángel predomina la trágica visión filosófica del artista. Las almas de la humanidad se elevan y descienden hacia sus destinos, juzgadas por Cristo. Los ángeles, con el sonido de los clarines, despiertan a los muertos, que se ven en la parte inferior a la izquierda, y los esqueletos paulatinamente van adquiriendo su anterior consistencia hasta alcanzar su completa reencarnación. Los ángeles, sin alas, se encuentran en el centro de la escena general y muestran dos libros: el más pequeño, en la mano del arcángel Miguel, contiene los nombres de los justos, el más grande, los de los condenados. A la izquierda del Cristo se ve, de espaldas, la figura de San Andrés con su cruz y un hombre de fuerte complexión, que podría representar a Adán. En la parte inferior se encuentran: San Lorenzo, con una escalera que alude a su martirio en la parrilla y San Bartolomé, que muestra en su mano una piel humana vacía de carne, con el retrato del mismo Miguel Ángel, según se ha dicho. A la derecha se reconoce a San Pedro, cuyas facciones son las del papa comitente Paulo III, entregando las llaves; más abajo, San Blas, con los peines de hierro de su tortura y Santa Catalina de Alejandría, con una medialuna dentada, que alude a su martirio ; a su lado está San Sebastián, arrodillado, con las flechas en la mano. Notable la escena con Caronte, mítico barquero, como protagonista: él es quien empuja a las almas de los pecadores al infierno, abandonándolas luego a su dramático destino. En lo alto del fresco están los símbolos de la pasión de Cristo: la cruz, la corona de espinas, los dados con que jugaron los guardias, la columna de la Flagelación, la esponja con la que le dieron de beber.

La pared en la que El Juicio Final está pintado, se inclina ligeramente sobre el espectador en su parte alta. El artista hizo que se revistiera la pared con una capa de ladrillos más gruesa en la parte superior, para que el fresco pareciera un tanto aterrador, e infundiera piedad y respeto, además de impedir que el polvo se depositara fácilmente sobre su superficie.
A diferencia de los otros frescos de la Capilla, las figuras son muy musculosas y parecen algo torturadas, incluso la Virgen María, en el centro, parece estar acobardada ante Dios. El estilo de Miguel Ángel aquí se muestra profundamente distinto del que ha usado en la bóveda, expresando un sentimiento diferente con respecto a la vida: Dios es el juez severo a quien nadie puede oponerse.
El Juicio Final fue objeto de disputa entre el Cardenal Carafa y Miguel Ángel. Como representó figuras desnudas, el artista fue acusado de inmoralidad y obscenidad. Carafa y Monseñor Sernini (embajador de Mantua) organizaron una campaña de censura para borrar los frescos. Cuando el maestro de ceremonias del Papa, Biaggio da Cesena, dijo que era vergonzoso que en un lugar tan santo se hubieran representado todas esas figuras desnudas, que era la decoración propia de un baño público o de una taberna, pero no de una capilla papal, Miguel Ángel le representó en el fresco como Minos, el juez del infierno. Se dice que cuando Cesena se quejó al Papa, el pontífice respondió que su jurisdicción no incluía el infierno, por lo que el retrato se mantendría.
El Concilio de Trento, concluido en 1563, había recomendado que en los ambientes sacros sólo hubiera obras de arte decorosas y según las sagradas escrituras, por lo que un discípulo de Miguel Ángel, Daniele da Volterra, cubrió los genitales del fresco en 1565, lo que le valió el sobrenombre de “braguettone” (o el que pone bragas, pantalones). A fines del Cinquecento y en los dos siglos sucesivos hubo nuevas intervenciones de este mismo tipo. En el momento de restaurar la pared se planteó la cuestión acerca de estos retoques realizados a seco: si había que eliminarlos o no. Se llegó a la decisión de dejar sólo la intervención de Daniele da Volterra, tangible testimonio de una época histórica, y se quitarían todos los cambios sucesivos.
Elena Lazzarini, estudiosa y experta en arte, que hace poco aseguró que Miguel Ángel Buonarroti se inspiró en burdeles italianos para pintar algunos modelos que forman parte de la Capilla Sixtina. La estudiosa indicó que las llamadas Stufa, conocidos como los baños públicos, eran una especie de burdeles donde se ejercía la prostitución, y muchos de los artistas de esa época, desde Leonardo a Bronzino, acudían a estos sitios para estudiar a modelos que después serían representados en sus obras. Según la experta, muchos de los beatos y condenados que forman parte de los frescos de la Capilla Sixtina son retratados en situaciones obscenas.
Un condenado, por ejemplo, es conducido al infierno agarrado por los testículos y entre los beatos se producen besos y abrazos ambiguos, claramente de naturaleza homosexual”.
Los colores “hallados” tras las restauraciones de los 90', resultaban claros, vivaces, combinados con tal maestría pictórica que se reduce el efecto sin volumen de las figuras, determinado, inevitablemente, por la gran distancia entre el ojo del espectador y las pinturas mismas. Resulta de especial interés el uso de los “cangianti”, o sea la técnica de poner arrimados colores que crean intensos contrastes (como se ve en la figura de la Sibila de Delfos o en la del profeta Daniel, y más aun en los triángulos y en los lunetos) lo que sirve para aumentar los volúmenes y poner en evidencia el vigor de las masas.
En la bóveda, Miguel Ángel usó colores muy líquidos y transparentes, aplicados a veces con pinceladas tan veloces y seguras que dejan entrever el fondo. Los bordes en general son netos y decididos en las figuras del primer plano, mientras que en las figuras colocadas atrás son más esfumados y las tonalidades encerradas en el interior son leves, dando la sensación de que una lente enfocara los objetos más cercanos. El artista ha usado colores de óptima calidad, y esto ha permitido la conservación de los frescos a través del tiempo.
La obra de restauración representó un acontecimiento de importancia mundial y consistió, después de someter las pinturas a análisis de laboratorio, en una primera fase de limpieza con agua destilada, luego en la aplicación de un solvente blando que quitó varios estratos de suciedad pero mantuvo, con finalidad protectiva, el sutil velo de pátina representado por la primera capa de polvo que se depositara sobre los frescos inmediatamente después de su realización.
Para terminar quería recomendaros dos cositas:
  • Con esta aplicación podreis ver con lujo de detalles la Capilla Sixtina y sus hermosas pinturas.
  • Si quereis ver cómo era la relación entre el Papa Julio II y Miguél Ángel, no dejeis de ver la película "El tormento y el éxtasis" (1965). Charlton Heston y Rex Harrison interpretan al artista y al pontífice respectivamente, en este drama histórico basado en el bestseller de Irving Stone.
Espero que al menos una vez en la vida podais visitar esta hermosa obra, que tanto me impresiona cada vez que voy a Roma. Saludos!!!!

11 comentarios:

  1. todo esto es una abominacion para Dios

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. porque lo dices amigo yo pienso en lo personal.. que es sólo arte....

      Eliminar
  2. me a encantado que te allas tomado el tiempo para compartir esta informacion.. es muy interesante gracias y te felicito realmente el autor de estas pinturas expreso con claridad y eficacia la diversidad de la humanidad y lo carnal enfocado a la parte religiosa nadie escapa de eso

    ResponderEliminar
  3. mi nombre es nixon si quisieras conversar o compartir mas informacion nixon2512@hotmail.com

    ResponderEliminar
  4. Excelente artículo, me alegra en gran manera haberlo leído.

    ResponderEliminar
  5. Estoy leyendo una biografia de Miguel Angel y para complementar lectura busque en la red imagenes de sus obras. He dado con este sitio de casualidad y debo agradecerte el haber compartido tu trabajo, muy bueno. Gracias y tambien me ha gustado mucho leerlo.

    ResponderEliminar
  6. soy estoy haciendo mi tesis de este tema me encanta el arte por lo tanto pienso que no es abominación a Dios o dame una argumentaciónn muy clara amigo...

    ResponderEliminar
  7. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  8. Pobre Miguel Ángel, a pesar de su fama, su vacío espiritual era enorme ...
    No tenía un motivo real por el cual ser feliz ...
    Nunca conoció el verdadero Evangelio ..
    Y eso esta plasmado en el mural de su autoría ...

    ResponderEliminar
  9. Articulo interesante, pero casi imposible leer texto blanco sobre fondo claro

    ResponderEliminar