miércoles, 25 de mayo de 2011

Viaje a Italia II: Venecia

La siguiente escala en nuestro viaje por Italia fue la Serenísima, Venecia, la ciudad de los canales.

2º DÍA: VENECIA

Un rinconcito de Venecia
Viajamos de Milán a Venecia en tren. Los billetes los compramos a través de una agencia de viajes de nuestra ciudad para no tener que mirarlos por internet o estar comprándolos allí mismo, y así también nos podíamos planificar el tiempo mucho mejor. No me acuerdo exactamente cuánto nos costaron pero rondarían los 20 o 30€. La duración del viaje son 2 horas 30 minutos, pero vale la pena llegar a Venecia en tren, por los paisajes que se pueden ver de camino y por las pequeñas islas que aparecen a un lado y a otro del tren cuando nos acercamos a la ciudad.

Mi amiga y yo llegamos a la Estación de Santa Lucía sobre las 11.30h de la mañana y nos esperaba una de las peores ratos que sufrimos durante todo el viaje. Como sabéis Venecia está llena de canales, no hay coches en la isla principal o centro histórico, así que sólo hay dos opciones: caminar o navegar por el canal. Si la opción escogida es la de navegar, tienes varias posibilidades:
  1. Una lancha taxi: más cara que los taxis normales de otras ciudades.
  2. El Vaporetto: es la mejor opción y la más barata a la hora de navegar. Es como un autobús acuático, aunque más caro, ya que el billete común cuesta 6.50€.
  3. Una Góndola: es la más cara. Subirse a una góndola cuesta aproximadamente unos 100€, alrededor de 30 minutos,  aunque se puede regatear un poco con el gondolero. Lo mejor es buscar a un grupo que quiera compartir la góndola contigo para repartir gastos, en ella caben unas 6 personas. Aunque la góndola, es sin duda la mejor opción si se desea tener un paseo romántico por los canales.
Aquí os dejo una página donde os pueden orientar con los precios y bonos de transporte:

Isola di San Michele,
(Cementerio) vistas desde el hotel
Bien, así que visto el panorama, mi amiga y yo decidimos ir caminando hasta el hotel, que sobre plano no parecía estar muy lejos. Como os dije en la anterior entrada de Milán, recomiendo caminar cuando se viaja. Pero cuando cargas un maletón puente arriba, puente abajo, escaleras arriba y abajo, con un suelo de adoquines por una ciudad cuyas calles parecen un laberinto, este consejo no es muy práctico. Tardamos unas dos horas en encontrar el hotel. El tema de las direcciones es un horror: los edificios son enumerados en una secuencia que tiene sentido únicamente para los funcionarios de correos, es posible encontrar casas que se enfrentan que tienen números separados por cientos. Las direcciones venecianas convencionales se escriben como el nombre de la calle seguido del barrio seguido del número. A veces, el barrio se coloca después de la calle, y a veces la calle se omite totalmente y hace imposible encontrar el lugar. Ni los habitantes de Venecia se aclaraban con la dirección, pero eso si, fueron muy amables y nos acompañaron varias calles hasta encontrar la calle.

Exhaustas por la caminata que nos pegamos cargando las maletas, conseguimos llegar al hotel, y por si no teníamos bastante, la recepcionista del hotel se estaba tomando un descanso (estos italianos!!!) y nos tocó esperar media hora hasta que se dignó a aparecer. Menos mal que la habitación del hotel no estaba mal, aunque se ubicaba en la planta baja. Eso si, nuestros vecinos de enfrente eran de lo más tranquilito, ya que el hotel se encontraba frente a la isla donde de San Michele, el cementerio.

Después de esta odisea y habiendo perdido prácticamente una mañana, nos dirigimos a visitar aquello que nos diera tiempo. De lo primero que pudimos disfrutar fue de la plaza conocida como Campo San Zanipolo, donde se encuentra la IGLESIA DE SAN GIOVANI E SAN PAOLO. Los monjes dominicanos construyeron esta iglesia entre los siglos XIII y XIV. La iglesia se encuentra junto a la Iglesia Dei Frari, la iglesia gótica más grande de Venecia. Fue definida como el Panteón de Venecia, y en ella se hallan las tumbas de veinticinco dux. Hay también sepulcros de personajes ilustres y de algunos artistas famosos, como los de Bellini y Lorenzo Lotto. En el centro de la plaza está la estatua ecuestre de Colleone, del artista Verrocchio.

Vista del Gran Canal desde el Puente de Rialto
A continuación nos dirigimos al PUENTE DE RIALTO, el más antiguo de los cuatro puentes que cruzan el Gran Canal de Venecia. Acceder al puente puede ser toda una aventura, esquivando gente, cámaras y demás, y asomarte para poder ver el Gran Canal ya ni te cuento; hay que hacer cola y todo para poder sacarte una foto. Además si estás mucho tiempo, la gente hasta te mira mal. Pero aún así, vale la pena la vista y las fotografías quedan geniales. Lo de hacerte una foto subiendo al puente entre las tiendas es sólo para aquellos que tengan mucha paciencia, porque sino se acaba de una mala leche, con toda la gente cruzándose entre la cámara y el objetivo. El Puente Rialto se construyó entre 1588 y 1591 con un diseño del arquitecto Antonio da Ponte para sustituir al anterior puente de madera. La estructura del puente es similar a la de sus antecesores, dos rampas inclinadas unidas por un pórtico en medio.

Puente de Rialto
El esquivar a tanta gente nos dio hambre así que nos permitimos un caprichito y comimos en una terraza junto al Gran Canal con vistas al Puente de Rialto, en el Ristorante Riva del Vin (todavía guardo los azucarillos). Siempre recomiendo huir de las zonas de interés a la hora de comer o tomarse un café o helado, porque te pegan una buena clavada, pero un día es un día, y los precios nos estaban mal. Las cuentas de los resturantes suelen complementarse con los servicios de pane e coperto que añaden unos cuantos euros al precio total. Hay que tener cuidado con las cuentas y no cortarse en absoluto a la hora de examinarlas o preguntar sobre los cargos que no estén previstos. Al mirar precios hay que fijarse también en las bebidas. Muchas veces los cargos desorbitados vienen por los cafés, las botellas de agua o los refrescos, sobre todo en las zonas turísticas.

Con el día tan bueno que nos estaba haciendo y va y nos cae un chaparron. Menos mal que en la terraza estábamos bien protegidas. Consejo si viajas en primavera: llévate de todo un poco. No te fíes del clima, si sales del hotel y hace calor puede refrescar. Y si hay un sol deslumbrante, puede venir una buena tormenta que te arruine el resto del día si no vas equipad@ con tu paraguas o chubasquero. Gracias al cielo, nunca mejor dicho, solo fue un chaparroncillo, y tras terminar de comer, pudimos continuar nuestra visita a la ciudad.

Vista de la Basílica de San Marcos
y el Campanile
La siguiente parada no podía ser otra que la BASÍLICA DE SAN MARCOS. Para entrar tuvimos que hacer bastante cola (pero puedes aprovecharla si vas en grupo o en pareja porque os podéis turnar para hacer fotografías a la Piazza de San Marcos). La basílica es el fruto de diferentes estilos, de los cuales destaca el bizantino, y su interior sobresale por su particularidad y esplendor. Para acoger los restos del San Marcos, al que nombraron protector de la ciudad, construyeron una iglesia siguiendo el modelo de la basílica de los Doce Apóstoles de Constantinopla, que fue destruida el año 976. Volvieron a construir otra iglesia, que en 1063 sustituyeron por una tercera más espectacular, para que representara el poder de la próspera República veneciana, la actual. La basílica fue construida respetando el modelo de dos basílicas de la antigua ciudad imperial de Bizancio (los Santos Apóstoles y Santa Sofía), con una planta central en forma de cruz griega, con cinco grandes cúpulas y una particular mezcla de arte antiguo y oriental. Con el tiempo, la Basílica sufrió otras modificaciones, sobre todo en cuanto a la decoración: los arcos góticos apuntados, las esculturas y los mosaicos de los siglos XVII y XVIII de la fachada principal, los bajorrelieves que representan las profesiones y los signos zodiacales del portón central, los mármoles que provienen de Oriente, las figuras de pórfido de los Tetrarcas (que pasan totalmente desapercibidas entre la gente) y los caballos de bronce del s. IV, que fueron saqueados durante la cuarta cruzada en Constantinopla.

Mosaicos de la Basílica
de San Marcos
Tuvimos mala suerte, porque al estropearse el día, el sol no entraba por los ventanales de la basílica y los mosaicos dorados no brillaban como suelen hacerlo en días soleados. Pero aún así el interior de la basílica es espectacular. Una vez dentro puedes visitar la Pala d’Oro (gran retablo en el Altar Mayor) y el Tesoro, aunque se debe pagar para cada una de ellas.
Los horarios de visita a la Basílica son de 9.45 a 17h (excepto domingos y días festivos que abre sus puertas de 14 a 17h). La entrada es gratuita. Si llevas una mochila o bolso voluminoso no puedes acceder a la Basílica, tienes que dejarla en el Ateneo San Basso (Piazzetta dei Leoncini, frente a la Porta dei Fiori, fachada septentrional) y es gratuito. http://www.basilicasanmarco.it/ita/visite/orari.bsm?cat=6&subcat=3
Después nos dirigimos al MUSEO MARCIANO o el museo de la basílica, que es muy pequeñito, pero que vale la pena ver por las vistas de la terraza a la plaza y al Palacio Ducal. El museo expone la copia original de los caballos de bronce que os comentaba antes, además de mosaicos, tapices, objetos litúrgicos, etc.
Podéis visitar el Museo de San Marco de 9.45 - 16.45 h. La entrada entera son 4€ (a nosotras nos costó 3€ en su día) y reducida 2€ (sólo para grupos superiores a 15 personas).

Caballos de bronce, s. IV

Torre dell' Orologio
Vista del Campanile
Si hay algo que destaca en la PLAZA DE SAN MARCOS es la TORRE DELL' OROLOGIO. Fue construida en una muestra de la riqueza de Venecia, y como ayuda a los marineros que se iban de viaje. El edificio fue construido entre 1496 y 1499. El reloj tiene varias esferas concéntricas: las exteriores muestran los números romanos del 1al 24 y una manecilla con la representación del sol indica la hora. La segunda esfera representa los doce signos del zodiaco, distinguidos, como las esferas interiores, con dorado sobre un fondo de esmalte vítreo azul. Las esferas interiores indican las fases de la luna y el sol. En la parte superior del reloj hay un nicho con una representación de la Virgen María y el Niño, entre la hora en números romanos y los minutos. El edificio culmina con una torre con el león de San Marcos en un fondo nocturno, y dos figuras en bronce conocidos como los "Moros", que tocan la campana a cada hora. Es todo un espectáculo ver el reloj cuando tocan las horas y escuchar el sonido de las campanas que llega desde todas las iglesias de la ciudad y del CAMPANILE. El campanario posee una altura total de 98,6 metros. Su cuerpo principal, de ladrillo, es un ortoedro de base cuadrada, sobre el cual se asienta un campanario blanco con cuatro arcos por cara, que aloja cinco campanas. El campanario posee en su parte superior un cubo, en cuyas caras se presentan leones y la representación femenina de Venecia (la Giustizia) de forma alternada. La construcción está coronada por una aguja piramidal, en el extremo de la cual se encuentra una veleta dorada con la figura del Arcángel Gabriel. La torre que se observa hoy es una reconstrucción de 1912 aunque la forma original de 1514 se mantuvo.

Palacio Ducal

Puente de los Suspiros

Junto a la Basílica se encuentra el PALACIO DUCAL, un edificio de estilo gótico, que fue residencia de los dux, sede del gobierno y de la corte de justicia y prisión de la República de Venecia. No os puedo contar mucho sobre él, porque no pude entrar: mi compañera de viaje estuvo el año anterior y como estaba con falta de dinero no quiso entrar, así que yo tampoco lo hice, y no sabéis cuanto me arrepiento. Pero bueno, así tengo un motivo para volver a visitar Venecia. Aquí tenéis la página oficial del palacio por si queréis visitarlo: http://www.museiciviciveneziani.it/frame.asp?musid=8&sezione=musei. El PUENTE DE LOS SUSPIROS, forma parte del Palacio Ducal y une las dependencias judiciales con los calabozos. Es un puente de estilo barroco y su nombre proviene del suspiro que realizaban los presos cuando cruzaban por su interior en dirección a los calabozos, anhelando la libertad que acababan de perder. No os lo podéis perder, es precioso, eso si, paciencia a la hora de haceros fotos, porque ocurre lo mismo que en el Puente de Rialto.


Vista de San Giorgio il Maggiore

Los Tetrarcas,
escultura de pórfido, s.IV 
Justo después de ver el Puente de los Suspiros y tras hacernos fotos con SAN GIORGIO IL MAGGIORE al fondo, nos sentamos a descansar junto a los Tetrarcas, en un lateral de la Basílica de San Marcos, a hacer lo que hacen todos los turistas en la plaza: dar de comer a las palomas. La verdad es que a mi me dan un poco de asquito, pero fue un rato muy divertido, sobretodo cuando llegó volando una gaviota dispuesta a que le diera de comer y espantando a las palomas. Luego, vinieron unos caravinieri "muy simpáticos" pidiendo que nos marcháramos de ahí y que nos pusiéramos detrás de la cinta que habían colocado rodeando toda la plaza. Sin comerlo ni beberlo, nos vimos en medio de una procesión religiosa que salía de la basílica. Lo bueno es que despejaron toda la plaza y pudimos hacer fotos sin que salieran turistas por medio, así que nos quedaron fotos bastante chulas.

Una gaviota hambrienta
Al estar media mañana buscando el hotel, perdimos la oportunidad de ver varias iglesias o museos que quería visitar y que dejo pendientes para la próxima visita:
  • Santa María della Salute: con pinturas de Tiziano (gratuita).
  • San Giorgio il Maggiore: iglesia construida por Palladio en 1565 y que destaca por su fachada.
  • Santa María Gloriosa di Frari: en ella están enterrados Antonio Canova o Claudio de Monteverdi. Alberga obras de Tiziano.
  • Iglesia de San Salvatore: contiene obras maestras de Tiziano.
  • Galeria de la Academia: la mayor colección de arte veneciano.
  • Ca d'Oro: ubicado en el Gran Canal, es uno de los edificios más emblemáticos de Venecia. Actualmente alberga la colección Giorgio Franchetti.
Después de ir de compras por las numerosas tiendas de souvenirs y comprarme una máscara de carnaval, cristal de Murano, reproducciones
Procesión religiosa
de la basílica, postales, etc. fuimos a cenar, esta vez a un McDonald's (viva el ahorro). Luego paseamos por la plaza de San Marcos, que desluce mucho por la noche, porque es muy oscura, al igual que toda la ciudad. Lo más bonito fue que en una de las numerosas terrazas de la plaza (prohibido sentarse en ellas si no quieres dejarte media paga en un café o refresco), había un cuarteto de cuerda interpretando canciones de Sonrisas y lágrimas. Me encantó pasear por la plaza a ritmo de la música y haciendo un poco el tonto.

Otra odisea fue la de volver al hotel, y no porque nos perdiéramos, sino por el laberinto de calles oscuras y desérticas que tuvimos que cruzar. Mi amiga y yo caminábamos en silencio por una larga y estrecha calle, cogidas del brazo y acelerando el paso poco a poco, con miedo de que en cualquier momento se nos cruzara alguien y nos robara o algo mucho peor. Lo pasamos muy mal, hasta que llegamos a la calle del hotel, donde había alguna terraza con gente tomando algo.


Plaza de San Marcos

Al día siguiente, después de haber pasado lo peor con las maletas decidimos gastarnos un poquito más y coger el vaporetto que nos llevó directas a la Estación de Santa Lucía. El trayecto no estuvo nada mal, no era una góndola, pero podías hacer fotos a los canales y edificios por los que pasabas. Después tuvimos que esperar bastante a que llegara el tren que nos llevaría a nuestra siguiente parada.

Dicen que Venecia huele mal, pero la verdad es que si estás acostumbrad@ al olor de mar no es para tanto. Cuentan que el verano es la peor época para visitar la ciudad porque hace mucho calor, los canales desprenden malos olores, está lleno de mosquitos y hay aún más turistas de lo normal. Nosotras fuimos en primavera, probablemente la mejor época para ir: ni frío ni calor, tuvimos sol y lluvia, y no hicimos mucha cola en los sitios.

La verdad es que yo iba con la idea de que la ciudad no era para tanto, que ciudades como Florencia o Roma concentran mucho más arte y monumentos, y sólo reservamos para una noche de hotel. Pero he de decir que necesitas al menos tres días para ver la ciudad, vuelvo a repetir, siempre y cuando te organices bien. Es una ciudad con gran encanto, cualquier rincón te puede transportar a la Venecia de siglos pasados, y cada cuatro pasos te paras para hacer una fotografía. Además también puedes visitar Murano o Lido. Si vives en Europa y quieres pasar un fin de semana largo, Venecia es la ciudad perfecta para ello.

Y después del esplendor de la ciudad de los canales viajamos a la capital del Renacimiento por excelencia...

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