lunes, 30 de mayo de 2011

Viaje a Italia III: Florencia

3ER, 4º Y 5º DÍA: FLORENCIA

Tras dejar la Serenísima nos dirigimos en tren hacia Florencia, la cuna del Renacimiento.

Conjunto del Duomo
El trayecto fue de 2.40h pero como he dicho en más de una ocasión, desde el avión sólo vemos los aeropuertos y el tren nos da la posibilidad de disfrutar de paisajes como los de la Toscana. Llegamos a Florencia sobre la una de la tarde y nos dirigimos al hotel a registrarnos y dejar todo el equipaje. Esta vez no hubo problemas a la hora de encontrar el hotel, Florencia es una ciudad no muy grande, todo está muy bien indicado, y para qué mentir, no era la primera vez que viajaba allí, había estado hacía cuatro años con mi madre y me acordaba de las direcciones y zonas de interés bastante bien.

El primer lugar que visitamos no podía ser otro que el CONJUNTO DEL DUOMO, formado por el mismo Duomo, el Campanile de Giotto y el Baptisterio de San Giovanni. Es una sensación única la de ir caminado por las pequeñas calles de Florencia y salir a la Plaza del Duomo. La catedral se encuentra frente a ti, tan grande, tan majestuosa y resplandeciente. Primero hicimos las fotos de rigor al conjunto catedralicio, algo que resulta bastante difícil, ya que los edificios están muy juntos entre sí y la plaza no es muy grande. Es casi imposible poder hacer una foto y que se encuadre todo.

Puertas de Bronce del
Baptisterio, Ghiberti
EL BAPTISTERIO DI SAN GIOVANNI está dedicado a San Juan Bautista, patrón de Florencia, y es el edificio más antiguo de la plaza. Fue construido en el s. V sobre restos romanos, y reformado en el s.VII. En 1128 se cubrió de mármol y entre los siglos XIII y XIV, se hicieron el ábside, la cúpula octogonal y el mosaico interior, obra de Coppo di Marcovaldo y Cimabue. Como su nombre indica, en él se celebraban los bautizos y es de grandes dimensiones para poder acoger a la muchedumbre que se reunían en los dos días del año en que se celebraban.

Judit, detalle de las
Puertas de Bronce
Pero si hay algo que destaca en este edificio, son sin duda las PUERTAS DE BRONCE DE GHIBERTI. Ghiberti y Brunelleschi se presentaron al concurso para ver quien realizaba los relieves de las segunda puertas del baptisterio  (las primeras las hizo Andrea Pisano) y ganó Ghiberti. El artista hizo dos puertas de bronce dorado cuyo espacio queda dividido en 10 cuadrados (5 por cada puerta), inscritos en una rica y estrecha orla. La reducción del espacio hizo que dos o más episodios del programa se tuvieran que fundir en un solo cuadrado. El paisaje y las perspectivas pictóricas constituyen un magnífico telón de fondo. El punto de vista, ligeramente elevado posee una finalidad retórica: poder colocar el máximo número de personajes, de manera que la escena sea lo más narrativa posible. Ghiberti produce desde un bajo hasta un alto relieve, y poco a poco las figuras van emergiendo de la superficie hasta ganar una total corporeidad. La puerta de la izquierda está presidida por Eva y la de la derecha por Adán. La hoja de Adán es el árbol genealógico del pueblo de Israel y la de Eva cuenta las citas más importantes del Antiguo Testamento.

Fachada del Duomo
Después de ayudar a unos niños a completar sus ejercicios sobre las Puertas de Bronce, entramos al  DUOMO. La catedral está dedicada a Santa María del Fiore (o de las flores) y fue construida en 1296 por Arnolfo di Cambio, aunque fue años más tarde, con Giotto, Andrea Pisano y Francesco Talenti, cuando su planta se convertiría en el orgullo y exponente de Florencia. Esta obra maestra del gótico es la cuarta iglesia más grande del mundo, después de San Pedro en Roma, St. Paul en Londres y la catedral de Milán. El solemne interior de la iglesia de cruz latina y tres naves, da una extraordinaria sensación de vacío espacial. La pared interior de fachada está dominada por el gran reloj litúrgico, con un fresco de Paolo Uccello (1443). En la basílica se conservan cuarenta y cuatro vidrieras policromas originales, realizadas, bajo la supervisión de Lorenzo Ghiberti, por artistas como Donatello (Coronación de la Virgen), Andrea del Castagno y Paolo Uccello. El interior de la cúpula está decorado con los frescos del Juicio Universal, obra de Giorgio Vasari (1572-1579). 
El Juicio Final, de Vasari
 
Interior del Duomo
ADVERTENCIA: Sobre todo para aquellos que viajéis a Italia en verano: A la hora de entrar en las iglesias tenéis que vestir "recatados". Si las chicas lleváis una camiseta con escote o enseñáis mucho los brazos, llevaros un fular o una pashmina, porque sino no os dejan entrar. Mejor si vais con pantalón, y que sea más bien larguito. En Florencia son un poco más pasotas (aunque yo tuve a un hombre siguiéndome por la Iglesia de San Lorenzo, pidiéndome que me tapara cada vez que se me caía un poco el fular y enseñaba algo de escote), pero tenerlo en cuenta cuando vayáis al Vaticano.



 Aquí tenéis la página oficial de la catedral para poder consultar horarios y visitas. La entrada es gratuita.


Como hemos dicho, la catedral da la sensación de vacío, ya que la mayoría de decoraciones originales se conservan actualmente en el cercano MUSEO DELL'OPERA DEL DUOMO. Esta vez no fuimos al museo, pero pude visitarlo junto a mi madre en el anterior viaje, y me gustó mucho. En él puedes ver las obras maestras que Arnolfo di Cambio esculpió para los nichos de la fachada original de la catedral en el siglo XIV, y que fue demolida en 1587; las estatuas de los cuatro evangelistas como la de San Juan de Donatello o San Lucas de Nanni de Banco; la Piedad que Miguel Ángel esculpió para su tumba; la Sala delle Cantorie (de los coros); las estatuas que decoraban la torre-campanario (algunas de Pisano y Donatello); la magnífica y dramática Magdalena de Donatello o los paneles originales de las puertas del Baptisterio.


La entrada al museo cuesta 6€ y su horario de visitas es de 9 a 19.30h. (domingos de 9 a 13.45h.)


Vista desde la cúpula
Vista desde la cúpula


Después de ver la catedral reunimos las fuerzas necesarias para primero hacer cola (y eso que era hora de comer) y luego subir a la magnífica CÚPULA DE BRUNELLESCHI. En 1367 la Junta de la fábrica de la catedral decidió que para cubrir la suntuosa cabecera octogonal, se construyera una grandiosa cúpula, colocada directamente sobre el presbiterio y reforzada por tres semicúpulas levantadas sobre el ábside trilobulado. En 1418, después de levantar el tambor faltaba todavía dicha cúpula, con un vacío de 41 m de diámetro. Por tal motivo, el gremio de tejedores de lana, que era quien financiaba la obra, decidió convocar un concurso público para adjudicar la dirección de las obras de la cúpula. Al concurso se presentaron nuevamente Ghiberti y Brunelleschi y el gremio eligió esta vez el proyecto de Brunelleschi. La cúpula se construyó sin cimbras: el esqueleto se iba haciendo horizontalmente a medida que se ganaba en altura. La cúpula es de doble casco, por lo que es muy ligera. El interior es esférico y el exterior de perfil ojival. Consigue rigidez gracias a la linterna que corona el perfil, dando luz al interior. El tambor es octogonal, e ilumina el interior gracias a la presencia de 8 grandes óculos. La cúpula domina todo el paisaje urbano de la ciudad. Durante la subida a lo alto, que se hace a pie, puedes observar como es su interior y ver de cerca las pinturas de Vasari. Tienes que estar un poco en forma para poder aguantar la subida, sobretodo las empinadas escaleras finales (las chicas no os pongáis falda ese día), pero vale la pena el disfrutar de las magníficas vistas que te brinda la obra de Brunelleschi. Puedes ver toda la ciudad a tus pies. Es una sensación única e inigualable. Subir a la cúpula es apto únicamente para aquellos que no tienen vértigo, cuando te acercas a la barandilla y ves como la cúpula va hacia bajo, da una sensación...

 Podéis subir a la cúpula de lunes a viernes de 8.30 a 19h y los sábados de 8.30 a 17.40 (domingos cerrado). El precio de la entrada es de 8€. Tenéis más información en la página de la Opera del Duomo.


Vista de la Plaza de la Signoria desde la Cúpula

Cansadas, hambrientas y con mucho calor entramos en una pizzeria a comer. Tened cuidado a la hora de pedir una pizza para dos. Si os preguntan si queréis que os corten la pizza decid que no, porque los listos os cobran por partirla, además de los cubiertos.
Santa Croce y monumento a Dante
Tumba de Miguel Ángel
Después de descansar un poco fuimos a la IGLESIA DE SANTA CROCE, la iglesia franciscana más grande del mundo. La plaza donde se encuentra la iglesia es espectacular, enorme, y junto a ella hay un gran monumento a Dante. Las construcción de Santa Croce comenzó en 1252. La iglesia representa una de las páginas más importantes de la historia del arte florentino del XIII en adelante, gracias a obras de Cimabue, Giotto o Brunelleschi, entre otros. A Santa Croce se le llama el “panteón de las glorias italianas” ya que custodia los sepulcros de numerosos personajes ilustres entre los que destacan Maquiavelo, Galileo o Miguel Ángel. La iglesia alberga además, la CAPILLA PAZZI, obra maestra de Brunelleschi. Esta capilla tenía dos funciones: era el mausoleo de la familia Pazzi y a la vez la sala capitular del convento.
Capilla Pazzi de Brunelleschi
El precio de entrada a la Basílica es de 5€. Podéis consultar los horarios en la página oficial: http://www.santacroce.firenze.it/
Vistas desde la Piazzale Michelangelo
Tras la visita nos dirigimos a la PIAZZALE MICHELANGELO, un famoso mirador situado en lo alto de una colina, desde donde se pueden disfrutar de unas vistas maravillosas de la ciudad y del valle del Arno. Durante la subida a la colina podéis disfrutar de bellos jardines y fuentes. En la plaza se pueden ver además, una reproducción del David y las alegorías de la noche y el día, el amanecer y el crepúsculo, de Miguel Ángel. También hay un mercadillo con souvenirs a muy buen precio. Cerca del mirador podéis visitar de SAN MINIATO AL MONTE, uno de los mejores ejemplos del románico toscano. A nosotras nos intimidaron las escaleras, y como ya tuvimos bastante con las de la subida a la cúpula, dejamos la visita para otra ocasión.

Vistas desde la Piazzale Michelangelo

Luego bajamos directas al PONTE VECCHIO, el puente más famoso sobre el río Arno. Construido en 1345, posee la particularidad de tener tiendas en sus costados, tiendas que en sus inicios fueron ocupadas por carniceros y que actualmente son joyerías. En el centro del puente hay un busto dedicado a Benvenuto Cellini. Lo mejor de todo fue la puesta de sol que pudimos disfrutar en él, y que quedó plasmada en nuestras cámaras.  
Ponte Vecchio, vista desde el Uffizi

Puesta de sol desde el Ponte Vecchio


De camino al hotel pasamos por la famosa PIAZZA DELLA SIGNORIA, la plaza más famosa de Florencia, con permiso de la Piazza del Duomo. La plaza está presidida por la estatua ecuestre de Cosimo I de Médici, realizada por Giambologna. También podemos admirar la Fontana di Nettuno (fuente de Neptuno), que se encuentra junto al PALAZZO VECCHIO, sede del poder civil. En la entrada del palacio hay una réplica del Marzocco de Donatello (el original se conserva en el MUSEO BARGELLO, museo con importantes obras que no he podido ver en ninguna de las visitas que he hecho a la ciudad) y una réplica del David de Miguel Ángel, entre otras esculturas. En la plaza destaca la LOGGIA DELLA SIGNORIA (1376-1382), repleta de estatuas romanas originales y copias como el Perseo de Benvenuto Cellini (1545) o el magnífico grupo escultórico del Rapto de las Sabinas de Giambologna (1583). La Loggia alberga el “Caffé degli Uffizi”, situado en la parte superior de la galería, que goza de unas vistas preciosas de la plaza. En la plaza de la Signoria, además de celebraciones se realizaron ejecuciones públicas. Prueba de ello, es la placa situada frente a la fuente de Neptuno, donde se conmemora la ejecución del fraile Girolamo de Savonarola en mayo de 1498, condenado y quemado por herejía y por desafiar a los Médici y al Papa. Después de descansar un rato en el hotel y de darnos una duchita salimos a cenar y volvimos a la famosa plaza para tomarnos un gelato.
Rapto de las Sabinas, de
Giambologna
A la mañana siguiente y bien tempranito, fuimos directas a la GALERÍA DE LOS UFFIZI, el museo más importante de Florencia. Yo os recomiendo que compréis la entrada con antelación para evitar hacer la cola. Cuando fui con mi madre, cuatro años antes, nos “comimos” una cola interminable, de al menos 2 horas. Y esta vez, que fuimos muchísimo más temprano, todavía tuvimos que hacer una cola de media hora por lo menos. Nosotras no compramos la entrada porque en esa época todavía nos hacían descuento por ser estudiante y menores de 25, y el descuento no se aplicaba si la comprabas por internet. Si no es vuestro caso, podéis comprar las entradas a través de esta página:

http://www.florenceart.it/cgi-bin/book.pl?act=open&museum=uffizi
Nacimiento de Venus, Botticelli
La galería “de los oficios” contiene una de las más antiguas y famosas colecciones del mundo. La mayoría de las obras formaban parte de la colección de los Médici, y con la extinción de la familia en el XVIII fueron transferidas al pueblo de Florencia. Desde 1765 el público puede disfrutar de obras como La Primavera y El Nacimiento de Venus de Botticelli, La batalla de San Romano de Paolo Ucello, el Tondo Doni de Miguel Ángel, la Venus de Urbino de Tiziano o la Adoración de los Magos de Leonardo. Es un magnífico museo que no os podéis perder, resulta muy ameno y no es cansado de ver. Tras la visita os recomiendo que os paséis por la tienda del museo, tienen maravillas y detalles muy bonitos para regalar o bien para uno mismo. Yo me compré un bolso con la reproducción del Nacimiento de Venus, precioso.

El museo abre de martes a domingo de 8.15 a 18.15h. (lunes cerrado) y la entrada son 6,50€ (3,25 la reducida). Tenéis más información en http://www.uffizi.firenze.it/
Después de comer unas porciones de pizza fuimos al PALAZZO PITTI. A la hora de ir a sacar la entrada tuvimos muchas dudas, ya que queríamos visitar el palacio pero también sus jardines, los famosos JARDINES DE BÓBOLI. El problema estaba en que no había una entrada conjunta para los dos: se podía visitar el PALACIO + la GALERÍA PALATINA (con obras maestras como la Virgen con el Niño y episodios de la vida de Santa Ana de Filippo Lippi, la Virgen con el Niño y San Juan Bautista niño de Rafael o célebres retratos de Tiziano, Veronese y Tintoretto), el PALACIO + la GALERÍA DE ARTE MODERNO (cuenta con más de dos mil obras que brindan una visión bastante completa de la pintura toscana entre los siglos XVIII y XX) o los JARDINES + MUSEO DE LA INDUMENTARIA + MUSEO DE LA CERÁMICA. Como no teníamos ni tiempo ni dinero para visitarlo todo, le pedimos a la chica de la taquilla que decidiera por nosotras. La chica, muy amable, nos dijo que hacía un día genial y muy soleado y que si fuera ella elegiría los jardines, así que eso hicimos, dejamos el palacio para un próximo viaje y entramos, o mejor dicho salimos a los jardines. Automáticamente nos dimos cuenta de que nuestra decisión había sido la acertada. El día que nos hizo fue buenísimo y poder disfrutarlo en unos jardines tan hermosos fue increíble. Esculturas, árboles, flores, fuentes y preciosas construcciones nos rodeaban por todas partes . Desde los jardines además, también se puede disfrutar de muy buenas vistas. Os los recomiendo si vais en primavera o verano (supongo que en otoño e invierno deslucirán un poco), pero llevaros protector solar, porque el sol quema mucho. Como he dicho, la entrada a los jardines incluía el museo de la cerámica y el museo de la indumentaria, cuyos objetos expuestos relatan la evolución de la moda y las costumbres, sobre todo femeninas, iniciando por los rígidos corpiños del siglo XVIII hasta llegar a los trajes de los años veinte del siglo XX (la exposición se renueva cada dos años para contribuir a una conservación mejor de los objetos). Aunque no entramos al interior del Palacio admiramos desde fuera la magnífica obra de Brunelleschi, con una fachada almohadillada que le da un aspecto robusto al edificio de tres plantas.
Palazzo Pitti
Jardines Bóboli

La entrada son 8,50€ y el horario es de martes a domingo de 8.15 a 18.50h. La web oficial del palacio es http://www.palazzopitti.it/site.php, para más información.
Tras la visita dimos un largo y tranquilo paseo por la ciudad, y vimos magníficos y famosos edificios que por la hora y falta de tiempo no pudimos visitar por dentro, aunque yo ya los había visto en mi anterior visita. Os dejo una breve reseña sobre alguno de ellos, porque no os los podéis perder:
Santa María Novella
IGLESIA DE SANTA MARÍA NOVELLA: es la iglesia de los dominicos de Florencia. Su interior alberga gran cantidad de obras de arte, como La Trinidad de Masaccio o los frescos de Lippi y Ghirlandaio. Pero su exterior es espectacular. La fachada es obra del gran Alberti, y está formada por dos construcciones clásicas: un arco de triunfo y un templo, con dos volutas, y una decoración bícroma.
IGLESIA DE SAN LORENZO: el exterior está inacabado pero su interior es de una gran belleza clásica. Obra de Brunelleschi, San Lorenzo destaca por su estilo estilo renacentista con proporciones armónicas y su rigor geométrico.
CAPILLA MÉDICI: se encuentra adosada a la iglesia de San Lorenzo. Alberga la sencilla tumba de Cosme el Viejo y la Capilla de los Príncipes, el suntuoso mausoleo de los grandes duques de la familia Médicis, una amplia sala octagonal revestida con mármol oscuro y piedras semipreciosas y una cúpula decorada con temas bíblicos. Pero lo más destacado es la Nueva Sacristía de San Lorenzo (denominada así para diferenciarla de la Sacristía de Brunelleschi), ideada por el cardenal Julio de Médicis y el papa León X, y construida por Miguel Ángel, que alberga la tumba de Lorenzo, duque de Urbino, con las figuras del crepúsculo y la aurora, y la tumba de Juliano de Médicis, duque de Nemours, con las alegorías del día y la noche, y sus respectivos retratos, realizados por Miguel Ángel, además de La Virgen con el Niño .
El David, reproducción
Al día siguiente fuimos temprano a visitar la GALERÍA DE LA ACADEMIA, porque no nos podíamos marchar de Florencia sin ver el original del David de Miguel Ángel. También se puede ver en el museo los Prisioneros, diseñados por Miguel Ángel para la tumba del Papa Julio II, el Rapto de las Sabinas de Giamblogna y un gran número de pinturas. El museo se puede ver en poco tiempo y no podéis dejar de ir a contemplar la magnífica obra de Miguel Ángel. Al igual que ocurre con el Uffizi, si compráis la entrada por internet, mejor que mejor, aunque las colas no son tan largas. Pero si hacéis como nosotras y vais un poco antes de que abran no hace falta comprar la entrada con antelación.
Después de visitar el museo, nos dimos una vuelta por el MERCADO DE SAN LORENZO, donde compramos algunos souvenirs y comida, recogimos las maletas y nos fuimos a la estación de Santa María Novella para coger el tren que nos llevaría a nuestro próximo destino: la Ciudad Eterna.
Llegamos a Florencia el lunes a medio día y nos marchamos el miércoles, también a medio día. Durante nuestra estancia, no dejamos de visitar monumentos, jardines, edificios, iglesias y museos, y aún así, nos quedaron por ver muchas cosas. Como he dicho Florencia no es una ciudad muy grande, pero alberga más edificios de interés cultural que cualquier otra por metro cuadrado. Es por esto que el centro histórico fue declarado en 1982 Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO. Florencia es una ciudad única en el mundo porque en ella han trabajado los mejores artistas, porque pasear por sus calles es transportarnos al Renacimiento y porque cada edificio desprende historia y cultura por todos lados. Conocer Florencia es algo imprescindible para el amante del arte, pero estoy segura de que a aquellos que no os guste el arte en exceso os hechizará igual. Mi deseo es volver y poder pasar al menos una semana disfrutando de su arte y cultura, y visitando además otras ciudades de la Toscana como Pisa, Siena, Verona o Bolonia, entre otras muchas. Si podéis permitíroslo hacer este viaje porque es maravilloso.
Nos vemos en nuestra próxima escala!!!

miércoles, 25 de mayo de 2011

Viaje a Italia II: Venecia

La siguiente escala en nuestro viaje por Italia fue la Serenísima, Venecia, la ciudad de los canales.

2º DÍA: VENECIA

Un rinconcito de Venecia
Viajamos de Milán a Venecia en tren. Los billetes los compramos a través de una agencia de viajes de nuestra ciudad para no tener que mirarlos por internet o estar comprándolos allí mismo, y así también nos podíamos planificar el tiempo mucho mejor. No me acuerdo exactamente cuánto nos costaron pero rondarían los 20 o 30€. La duración del viaje son 2 horas 30 minutos, pero vale la pena llegar a Venecia en tren, por los paisajes que se pueden ver de camino y por las pequeñas islas que aparecen a un lado y a otro del tren cuando nos acercamos a la ciudad.

Mi amiga y yo llegamos a la Estación de Santa Lucía sobre las 11.30h de la mañana y nos esperaba una de las peores ratos que sufrimos durante todo el viaje. Como sabéis Venecia está llena de canales, no hay coches en la isla principal o centro histórico, así que sólo hay dos opciones: caminar o navegar por el canal. Si la opción escogida es la de navegar, tienes varias posibilidades:
  1. Una lancha taxi: más cara que los taxis normales de otras ciudades.
  2. El Vaporetto: es la mejor opción y la más barata a la hora de navegar. Es como un autobús acuático, aunque más caro, ya que el billete común cuesta 6.50€.
  3. Una Góndola: es la más cara. Subirse a una góndola cuesta aproximadamente unos 100€, alrededor de 30 minutos,  aunque se puede regatear un poco con el gondolero. Lo mejor es buscar a un grupo que quiera compartir la góndola contigo para repartir gastos, en ella caben unas 6 personas. Aunque la góndola, es sin duda la mejor opción si se desea tener un paseo romántico por los canales.
Aquí os dejo una página donde os pueden orientar con los precios y bonos de transporte:

Isola di San Michele,
(Cementerio) vistas desde el hotel
Bien, así que visto el panorama, mi amiga y yo decidimos ir caminando hasta el hotel, que sobre plano no parecía estar muy lejos. Como os dije en la anterior entrada de Milán, recomiendo caminar cuando se viaja. Pero cuando cargas un maletón puente arriba, puente abajo, escaleras arriba y abajo, con un suelo de adoquines por una ciudad cuyas calles parecen un laberinto, este consejo no es muy práctico. Tardamos unas dos horas en encontrar el hotel. El tema de las direcciones es un horror: los edificios son enumerados en una secuencia que tiene sentido únicamente para los funcionarios de correos, es posible encontrar casas que se enfrentan que tienen números separados por cientos. Las direcciones venecianas convencionales se escriben como el nombre de la calle seguido del barrio seguido del número. A veces, el barrio se coloca después de la calle, y a veces la calle se omite totalmente y hace imposible encontrar el lugar. Ni los habitantes de Venecia se aclaraban con la dirección, pero eso si, fueron muy amables y nos acompañaron varias calles hasta encontrar la calle.

Exhaustas por la caminata que nos pegamos cargando las maletas, conseguimos llegar al hotel, y por si no teníamos bastante, la recepcionista del hotel se estaba tomando un descanso (estos italianos!!!) y nos tocó esperar media hora hasta que se dignó a aparecer. Menos mal que la habitación del hotel no estaba mal, aunque se ubicaba en la planta baja. Eso si, nuestros vecinos de enfrente eran de lo más tranquilito, ya que el hotel se encontraba frente a la isla donde de San Michele, el cementerio.

Después de esta odisea y habiendo perdido prácticamente una mañana, nos dirigimos a visitar aquello que nos diera tiempo. De lo primero que pudimos disfrutar fue de la plaza conocida como Campo San Zanipolo, donde se encuentra la IGLESIA DE SAN GIOVANI E SAN PAOLO. Los monjes dominicanos construyeron esta iglesia entre los siglos XIII y XIV. La iglesia se encuentra junto a la Iglesia Dei Frari, la iglesia gótica más grande de Venecia. Fue definida como el Panteón de Venecia, y en ella se hallan las tumbas de veinticinco dux. Hay también sepulcros de personajes ilustres y de algunos artistas famosos, como los de Bellini y Lorenzo Lotto. En el centro de la plaza está la estatua ecuestre de Colleone, del artista Verrocchio.

Vista del Gran Canal desde el Puente de Rialto
A continuación nos dirigimos al PUENTE DE RIALTO, el más antiguo de los cuatro puentes que cruzan el Gran Canal de Venecia. Acceder al puente puede ser toda una aventura, esquivando gente, cámaras y demás, y asomarte para poder ver el Gran Canal ya ni te cuento; hay que hacer cola y todo para poder sacarte una foto. Además si estás mucho tiempo, la gente hasta te mira mal. Pero aún así, vale la pena la vista y las fotografías quedan geniales. Lo de hacerte una foto subiendo al puente entre las tiendas es sólo para aquellos que tengan mucha paciencia, porque sino se acaba de una mala leche, con toda la gente cruzándose entre la cámara y el objetivo. El Puente Rialto se construyó entre 1588 y 1591 con un diseño del arquitecto Antonio da Ponte para sustituir al anterior puente de madera. La estructura del puente es similar a la de sus antecesores, dos rampas inclinadas unidas por un pórtico en medio.

Puente de Rialto
El esquivar a tanta gente nos dio hambre así que nos permitimos un caprichito y comimos en una terraza junto al Gran Canal con vistas al Puente de Rialto, en el Ristorante Riva del Vin (todavía guardo los azucarillos). Siempre recomiendo huir de las zonas de interés a la hora de comer o tomarse un café o helado, porque te pegan una buena clavada, pero un día es un día, y los precios nos estaban mal. Las cuentas de los resturantes suelen complementarse con los servicios de pane e coperto que añaden unos cuantos euros al precio total. Hay que tener cuidado con las cuentas y no cortarse en absoluto a la hora de examinarlas o preguntar sobre los cargos que no estén previstos. Al mirar precios hay que fijarse también en las bebidas. Muchas veces los cargos desorbitados vienen por los cafés, las botellas de agua o los refrescos, sobre todo en las zonas turísticas.

Con el día tan bueno que nos estaba haciendo y va y nos cae un chaparron. Menos mal que en la terraza estábamos bien protegidas. Consejo si viajas en primavera: llévate de todo un poco. No te fíes del clima, si sales del hotel y hace calor puede refrescar. Y si hay un sol deslumbrante, puede venir una buena tormenta que te arruine el resto del día si no vas equipad@ con tu paraguas o chubasquero. Gracias al cielo, nunca mejor dicho, solo fue un chaparroncillo, y tras terminar de comer, pudimos continuar nuestra visita a la ciudad.

Vista de la Basílica de San Marcos
y el Campanile
La siguiente parada no podía ser otra que la BASÍLICA DE SAN MARCOS. Para entrar tuvimos que hacer bastante cola (pero puedes aprovecharla si vas en grupo o en pareja porque os podéis turnar para hacer fotografías a la Piazza de San Marcos). La basílica es el fruto de diferentes estilos, de los cuales destaca el bizantino, y su interior sobresale por su particularidad y esplendor. Para acoger los restos del San Marcos, al que nombraron protector de la ciudad, construyeron una iglesia siguiendo el modelo de la basílica de los Doce Apóstoles de Constantinopla, que fue destruida el año 976. Volvieron a construir otra iglesia, que en 1063 sustituyeron por una tercera más espectacular, para que representara el poder de la próspera República veneciana, la actual. La basílica fue construida respetando el modelo de dos basílicas de la antigua ciudad imperial de Bizancio (los Santos Apóstoles y Santa Sofía), con una planta central en forma de cruz griega, con cinco grandes cúpulas y una particular mezcla de arte antiguo y oriental. Con el tiempo, la Basílica sufrió otras modificaciones, sobre todo en cuanto a la decoración: los arcos góticos apuntados, las esculturas y los mosaicos de los siglos XVII y XVIII de la fachada principal, los bajorrelieves que representan las profesiones y los signos zodiacales del portón central, los mármoles que provienen de Oriente, las figuras de pórfido de los Tetrarcas (que pasan totalmente desapercibidas entre la gente) y los caballos de bronce del s. IV, que fueron saqueados durante la cuarta cruzada en Constantinopla.

Mosaicos de la Basílica
de San Marcos
Tuvimos mala suerte, porque al estropearse el día, el sol no entraba por los ventanales de la basílica y los mosaicos dorados no brillaban como suelen hacerlo en días soleados. Pero aún así el interior de la basílica es espectacular. Una vez dentro puedes visitar la Pala d’Oro (gran retablo en el Altar Mayor) y el Tesoro, aunque se debe pagar para cada una de ellas.
Los horarios de visita a la Basílica son de 9.45 a 17h (excepto domingos y días festivos que abre sus puertas de 14 a 17h). La entrada es gratuita. Si llevas una mochila o bolso voluminoso no puedes acceder a la Basílica, tienes que dejarla en el Ateneo San Basso (Piazzetta dei Leoncini, frente a la Porta dei Fiori, fachada septentrional) y es gratuito. http://www.basilicasanmarco.it/ita/visite/orari.bsm?cat=6&subcat=3
Después nos dirigimos al MUSEO MARCIANO o el museo de la basílica, que es muy pequeñito, pero que vale la pena ver por las vistas de la terraza a la plaza y al Palacio Ducal. El museo expone la copia original de los caballos de bronce que os comentaba antes, además de mosaicos, tapices, objetos litúrgicos, etc.
Podéis visitar el Museo de San Marco de 9.45 - 16.45 h. La entrada entera son 4€ (a nosotras nos costó 3€ en su día) y reducida 2€ (sólo para grupos superiores a 15 personas).

Caballos de bronce, s. IV

Torre dell' Orologio
Vista del Campanile
Si hay algo que destaca en la PLAZA DE SAN MARCOS es la TORRE DELL' OROLOGIO. Fue construida en una muestra de la riqueza de Venecia, y como ayuda a los marineros que se iban de viaje. El edificio fue construido entre 1496 y 1499. El reloj tiene varias esferas concéntricas: las exteriores muestran los números romanos del 1al 24 y una manecilla con la representación del sol indica la hora. La segunda esfera representa los doce signos del zodiaco, distinguidos, como las esferas interiores, con dorado sobre un fondo de esmalte vítreo azul. Las esferas interiores indican las fases de la luna y el sol. En la parte superior del reloj hay un nicho con una representación de la Virgen María y el Niño, entre la hora en números romanos y los minutos. El edificio culmina con una torre con el león de San Marcos en un fondo nocturno, y dos figuras en bronce conocidos como los "Moros", que tocan la campana a cada hora. Es todo un espectáculo ver el reloj cuando tocan las horas y escuchar el sonido de las campanas que llega desde todas las iglesias de la ciudad y del CAMPANILE. El campanario posee una altura total de 98,6 metros. Su cuerpo principal, de ladrillo, es un ortoedro de base cuadrada, sobre el cual se asienta un campanario blanco con cuatro arcos por cara, que aloja cinco campanas. El campanario posee en su parte superior un cubo, en cuyas caras se presentan leones y la representación femenina de Venecia (la Giustizia) de forma alternada. La construcción está coronada por una aguja piramidal, en el extremo de la cual se encuentra una veleta dorada con la figura del Arcángel Gabriel. La torre que se observa hoy es una reconstrucción de 1912 aunque la forma original de 1514 se mantuvo.

Palacio Ducal

Puente de los Suspiros

Junto a la Basílica se encuentra el PALACIO DUCAL, un edificio de estilo gótico, que fue residencia de los dux, sede del gobierno y de la corte de justicia y prisión de la República de Venecia. No os puedo contar mucho sobre él, porque no pude entrar: mi compañera de viaje estuvo el año anterior y como estaba con falta de dinero no quiso entrar, así que yo tampoco lo hice, y no sabéis cuanto me arrepiento. Pero bueno, así tengo un motivo para volver a visitar Venecia. Aquí tenéis la página oficial del palacio por si queréis visitarlo: http://www.museiciviciveneziani.it/frame.asp?musid=8&sezione=musei. El PUENTE DE LOS SUSPIROS, forma parte del Palacio Ducal y une las dependencias judiciales con los calabozos. Es un puente de estilo barroco y su nombre proviene del suspiro que realizaban los presos cuando cruzaban por su interior en dirección a los calabozos, anhelando la libertad que acababan de perder. No os lo podéis perder, es precioso, eso si, paciencia a la hora de haceros fotos, porque ocurre lo mismo que en el Puente de Rialto.


Vista de San Giorgio il Maggiore

Los Tetrarcas,
escultura de pórfido, s.IV 
Justo después de ver el Puente de los Suspiros y tras hacernos fotos con SAN GIORGIO IL MAGGIORE al fondo, nos sentamos a descansar junto a los Tetrarcas, en un lateral de la Basílica de San Marcos, a hacer lo que hacen todos los turistas en la plaza: dar de comer a las palomas. La verdad es que a mi me dan un poco de asquito, pero fue un rato muy divertido, sobretodo cuando llegó volando una gaviota dispuesta a que le diera de comer y espantando a las palomas. Luego, vinieron unos caravinieri "muy simpáticos" pidiendo que nos marcháramos de ahí y que nos pusiéramos detrás de la cinta que habían colocado rodeando toda la plaza. Sin comerlo ni beberlo, nos vimos en medio de una procesión religiosa que salía de la basílica. Lo bueno es que despejaron toda la plaza y pudimos hacer fotos sin que salieran turistas por medio, así que nos quedaron fotos bastante chulas.

Una gaviota hambrienta
Al estar media mañana buscando el hotel, perdimos la oportunidad de ver varias iglesias o museos que quería visitar y que dejo pendientes para la próxima visita:
  • Santa María della Salute: con pinturas de Tiziano (gratuita).
  • San Giorgio il Maggiore: iglesia construida por Palladio en 1565 y que destaca por su fachada.
  • Santa María Gloriosa di Frari: en ella están enterrados Antonio Canova o Claudio de Monteverdi. Alberga obras de Tiziano.
  • Iglesia de San Salvatore: contiene obras maestras de Tiziano.
  • Galeria de la Academia: la mayor colección de arte veneciano.
  • Ca d'Oro: ubicado en el Gran Canal, es uno de los edificios más emblemáticos de Venecia. Actualmente alberga la colección Giorgio Franchetti.
Después de ir de compras por las numerosas tiendas de souvenirs y comprarme una máscara de carnaval, cristal de Murano, reproducciones
Procesión religiosa
de la basílica, postales, etc. fuimos a cenar, esta vez a un McDonald's (viva el ahorro). Luego paseamos por la plaza de San Marcos, que desluce mucho por la noche, porque es muy oscura, al igual que toda la ciudad. Lo más bonito fue que en una de las numerosas terrazas de la plaza (prohibido sentarse en ellas si no quieres dejarte media paga en un café o refresco), había un cuarteto de cuerda interpretando canciones de Sonrisas y lágrimas. Me encantó pasear por la plaza a ritmo de la música y haciendo un poco el tonto.

Otra odisea fue la de volver al hotel, y no porque nos perdiéramos, sino por el laberinto de calles oscuras y desérticas que tuvimos que cruzar. Mi amiga y yo caminábamos en silencio por una larga y estrecha calle, cogidas del brazo y acelerando el paso poco a poco, con miedo de que en cualquier momento se nos cruzara alguien y nos robara o algo mucho peor. Lo pasamos muy mal, hasta que llegamos a la calle del hotel, donde había alguna terraza con gente tomando algo.


Plaza de San Marcos

Al día siguiente, después de haber pasado lo peor con las maletas decidimos gastarnos un poquito más y coger el vaporetto que nos llevó directas a la Estación de Santa Lucía. El trayecto no estuvo nada mal, no era una góndola, pero podías hacer fotos a los canales y edificios por los que pasabas. Después tuvimos que esperar bastante a que llegara el tren que nos llevaría a nuestra siguiente parada.

Dicen que Venecia huele mal, pero la verdad es que si estás acostumbrad@ al olor de mar no es para tanto. Cuentan que el verano es la peor época para visitar la ciudad porque hace mucho calor, los canales desprenden malos olores, está lleno de mosquitos y hay aún más turistas de lo normal. Nosotras fuimos en primavera, probablemente la mejor época para ir: ni frío ni calor, tuvimos sol y lluvia, y no hicimos mucha cola en los sitios.

La verdad es que yo iba con la idea de que la ciudad no era para tanto, que ciudades como Florencia o Roma concentran mucho más arte y monumentos, y sólo reservamos para una noche de hotel. Pero he de decir que necesitas al menos tres días para ver la ciudad, vuelvo a repetir, siempre y cuando te organices bien. Es una ciudad con gran encanto, cualquier rincón te puede transportar a la Venecia de siglos pasados, y cada cuatro pasos te paras para hacer una fotografía. Además también puedes visitar Murano o Lido. Si vives en Europa y quieres pasar un fin de semana largo, Venecia es la ciudad perfecta para ello.

Y después del esplendor de la ciudad de los canales viajamos a la capital del Renacimiento por excelencia...

martes, 24 de mayo de 2011

Viaje a Italia I: Milán

Se acercan las vacaciones de verano y seguro que todavía hay mucha gente que no tiene claro qué hacer ni donde viajar. Hoy hace ya tres años que comencé un viaje de una semana junto a una amiga por Italia y se me ha ocurrido contaros mi experiencia y recomendaros ese precioso país que me tiene enamorada. Creo que es mejor si os lo cuento por etapas y diferentes entradas, así que ahí vamos con la primera de ellas.

1ER DÍA: MILÁN

El primer día, sábado, viajamos de Valencia al aeropuerto de Malpensa y allí cogimos un bus hasta la Estación Central de Milán. Al llegar al aeropuerto los empleados de las distintas compañías de autobuses se avalanzan hacia ti para que compres un billete de su compañía. Yo os recomiendo que visiteis, antes de viajar, las páginas web de cada compañía para averiguar los precios, porque una vez allí es un lío decidirte por una con tanta gente hablándote, y más si no conoces el idioma. Os dejo el enlace de la compañía con la que viajé yo, Malpensa Shuttle: http://www.malpensashuttle.it/index.html. En su día el billete costaba 7€ y ahora 7.50€, la verdad es que no ha subido mucho el precio, comparado con la subida de precios que hay en España todos los años.

Una vez llegamos a la estación Central nos dirijimos al hotel para registrarnos y dejar las maletas, y a continuación nos dispusimos a dar una vuelta por la ciudad. La verdad es que no tuvimos mucha suerte con el día que hacía, de camino a Milán nos cayó un buen chaparrón y después se quedó un día bastante gris y oscuro, que empañó un poco la visita. No se vosotros pero en mi opinion una ciudad desluce mucho cuando hace un mal día y te da una visión triste y bastante desoladora. Esa era la visión que me dio en un primer momento Milán.

Un consejo: comprad un mapa antes de viajar (o en su caso, imprimirlo de internet), no os confieis en que os den uno en el hotel. En nuestro caso no les quedaban y nos perdimos de camino al centro buscando algún kiosko o tienda que los vendiera. Una vez con el mapa en la mano, no nos costó nada encontrar el centro histórico. Otro consejo, que son gratis, cuando viajeis caminad lo máximo posible y lo que podais, claro, en el metro no se ve nada, y siempre os podeis encontrar por casualidad algún monumento, restaurante o por qué no, un famoso.

Estatua de Leonardo da Vinci
Como sabéis, Milán es un importante centro comercial e industrial a nivel internacional, así que una vez llegas al centro de la ciudad no haces más que ver prestigiosas y lujosas tiendas de moda, y en ocasiones no sabes si mirar a los monumentos o a los maravillosos escaparates que montan. Pero al acercarte y ver los escandalosos precios vuelves a la realidad y a lo que de verdad te importa (si no tienes dinero) que son los monumentos históricos.

Teatro alla Scala
Lo primero que pudimos ver fue la PIAZZA Y TEATRO ALLA SCALA (por fuera, ya que llegamos cuando ya habían cerrado). Junto a la plaza había una heladería y no pudimos resistirnos a probar el famoso "gelato" italiano y tomarlo junto a la estatua dedicada a Leonardo da Vinci, que trabajó en Milán a las órdenes de Ludovico Sforza en el s.XV.
Si quereis visitar el museo del Teatro de la Scala aquí teneis información sobre la visita y la historia del museo: http://www.teatroallascala.org/en/discover/museum/museum.html


Galeria Vittorio Emanuele
Por la Piazza de la Scala pudimos acceder a la GALERÍA VITTORIO EMANUELE, llamada así en honor a Vittorio Emanuele II, el primer rey de Italia. La galería fue diseñada por Giuseppe Mengoni en un estilo ecléctico, típico en Milán en la segunda mitad del s.XIX, con forma de cruz y cubierta de cúpulas de vidrio. Actualmente la arcada de cuatro pisos incluye tiendas elegantes (y carísimas), así como restaurantes, cafés y bares. Cuando mi amiga y yo viajamos dio la casualidad de que en el centro de la galería estaban promocionando España.

Duomo o catedral
La galería nos llevó a la impresionante PLAZA DEL DUOMO, que como otras muchas plazas europeas, estaba llena de palomas. EL DUOMO o catedral, símbolo de la ciudad, es una de las más bellas del mundo y la segunda más grande en tamaño (sólo superada por la Catedral de Sevilla). Su construcción se inició en 1386 y finalizó 501 años más tarde, en 1887. Su estilo es claramente gótico aunque también incorpora estilos otros estilos. El exterior es majestuoso y asombroso y el interior incluye una enorme cantidad de obras e ilustraciones. Cuenta también con una azotea abierta para los turistas a la que no pudimos subir por falta de tiempo. Tuvimos suerte porque llegamos unos minutos antes de que cerraran el acceso al interior de la catedral, pero al ser un día tan oscuro no pudimos disfrutar del impresionante interior ni de las fabulosas vidrieras. La mejor época para visitar el Duomo es en verano y a pleno sol, cuando los ventanales proyectan un caleidoscopio de colores hacia el interior, impregnando a la catedral de una belleza descomunal.
Vista desde las Vía Dante
El horario de visitas al Duomo es de lunes a Domingo de 7 a 19 horas y la entrada es gratuita salvo para visitar el erario y la azotea.
Caminando por una de las principales calles de Milán y después de entrar en un par de tiendas bastante accesibles en cuanto a precios, llegamos al CASTELLO SFORZESCO, otro de los símbolos de Milán. El castillo fue construido entre 1358 y 1368 bajo el dominio de Galeazzo II Visconti y años más tarde, en 1450, fue reconstruido por Francesco Sforza. Fue residencia principal de Ludovico el Moro, quien llamó a los artistas más conocidos de la época para transformar la roca en una elegante corte. El edificio sufrió muchas adversidades y en 1880 el gobierno quiso destruirlo definitivamente, aunque finalmente se restauró. La entrada se sitúa bajo la impresionante torre de Filarete. El edificio es sede de instituciones culturales y alberga 3 museos que atraen toda la atención de los visitantes:
Castello Sforzesco
  • Museo de Arte Histórico, conocido por guardar la última obra de Miguel Angel, la inacabada Pietà Rondanini. El museo cuenta con una amplia colección de cuadros con obras de Leonardo da Vinci, Mantegna, Antonello Messina...
  • Museo de Artes Aplicadas, donde se exponen obras de hierro forjado, cerámicas y marfil
  • Museo Arqueológico.

Patio del Castello Sforzesco

Desgraciadamente y otra vez por falta de tiempo, sólo pudimos acceder al patio principal del castillo, ya que habían cerrado ya sus puertas. El edificio es impresionante y me quedé con las ganas de ver su interior.


El Castello Sforzesco esta abierto de 7 a 18 horas (en invierno), y de 7 a 19 horas en verano y la entrada es gratuita, salvo para las visitas a los museos.
http://www.milanocastelloit/ita/home.html
Tras disfrutar del Castello Sforzesco nos dirijimos a ver por fuera el lugar donde se encuentra la Última Cena de Leonardo, la IGLESIA DE SANTA MARÍA DELLE GRAZIE. La iglesia se comenzó a construir al estilo gótico en el año 1492 pero fue terminada en su tribuna, cúpula y claustro por Bramante al más estilo renacentista. La obra maestra se encuentra en el refectorio, y puedes visitarla reservando las entradas con suficiente antelación, ya que se agotan con facilidad. Debido a esto y a la falta de tiempo no pudimos verla.
Iglesia de Santa María delle Grazie

ADVERTENCIA: cuidado con los TRANVÍAS. Mi amiga estaba ensimismada haciendo fotografías a los edificios y monumentos de la ciudad y casi es atropellada por uno. Menudo susto!!!!!

El Duomo de noche
Tras ver todos estos monumentos históricos, por dentro o por fuera, estavamos hambrientas y fuimos a cenar. Milán es una ciudad bastante cara, así que no nos comimos mucho la cabeza y dado que era el primer día de viaje, cenamos en un restaurante de comida rápida, tipo telepizza, con menu, para ahorrar.

Y después de ver la maravillosa catedral iluminada de noche nos dirijimos bajo la lluvia hacia el hotel, porque aunque era sábado nos esperaba una dura jornada al día siguiente.

En resumen y como os he dicho antes, mi primera impresión de Milán no fue buena. Me pareció una ciudad bastante gris y triste. Al ver el Duomo y el Castello mi visión cambió un poco, pero no ayudó mucho el ir tan mal de tiempo, pues sólo tuvimos una tarde para ver lo principal de la ciudad. Creo que si os organizais bien y os apuntais los horarios, podeis ver bien la ciudad en un día o dos.

En la próxima entrada os hablaré de nuestra siguiente escala, la Serenísima...